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La fidelidad en el matrimonio, una necesidad fundamental

Aunque la fidelidad es vital en el matrimonio, lamentablemente falta en muchas ocasiones. Los esposos que son fieles a sus votos matrimoniales, es decir, que permanecen juntos y procuran el bien mutuo, han dado un importante paso hacia la felicidad y la seguridad. ¿Por qué? Porque los seres humanos fuimos creados con la necesidad de tratar a los demás con lealtad y, a su vez, recibir el mismo trato. Ahí tenemos el caso de Adán y Eva. Cuando Dios los unió en el jardín del Edén, declaró: “El hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa”. Lo mismo era aplicable a ella: debía adherirse a su marido. Ambos habían de ser fieles el uno al otro y cooperar mutuamente.
Es cierto, aquello tuvo lugar hace miles de años. ¿Significa eso que la lealtad en el matrimonio es algo pasado de moda? ¿Acaso Dios debe apretar  F5 para actualizarse? ¿Es este un pensamiento “retrógrado”? Si se les preguntara, la mayoría de las personas responderían que no. Muchas personas consideran muy importante la fidelidad en el matrimonio. En una encuesta sobre las características más deseables en hombres y mujeres, se les pidió a un grupo de hombres que mencionaran las cinco cualidades que más admiraban en las mujeres, y a las mujeres se les pidió que hicieran lo mismo respecto a los hombres. ¿Cuál creen que fue la virtud más valorada? La virtud más valorada por ambos grupos fue la lealtad.
No cabe duda, la fidelidad forma parte del sólido fundamento de un matrimonio feliz. No obstante, como ya dije anteriormente, la lealtad es una cualidad que muchos alaban, pero pocos poseen. Por ejemplo, el alto índice de divorcios en muchos países demuestra lo común que es la deslealtad. ¿Cómo pueden los matrimonios contrarrestar esta tendencia y permanecer leales el uno para el otro?

La lealtad hace que el matrimonio sea duradero

La lealtad se evidencia cuando los cónyuges buscan oportunidades para confirmarse la devoción que se tienen. Por ejemplo, normalmente es mejor decir “nuestro” en lugar de “mi”: “nuestros amigos”, “nuestros hijos”, “nuestra casa”, “nuestra vida” y así por el estilo. Cuando hay que planificar y tomar decisiones –sea respecto a la vivienda, el empleo, la crianza de los hijos, la recreación, las vacaciones o las actividades espirituales-, deben tomarse en cuenta sentimientos y las opiniones de ambos.
Se demuestra lealtad cuando cada pareja hace que el otro se sienta necesitado y querido. La persona casada se siente insegura cuando su pareja trata con demasiada familiaridad a alguien del sexo opuesto. Se aconseja a los hombres que se “adhieran” a la esposa. El esposo no debe permitir que su corazón desee la admiración y atención de una mujer que no sea su esposa y así ser leal con ella. Por supuesto, se espera que la esposa también esté a la altura de esta elevada norma de fidelidad.
¿Merece la pena ser fiel en el matrimonio? Claro que sí, pues la relación se hace más estable y sólida, lo que beneficia a ambos esposos. Por ejemplo, cuando el esposo se preocupa por el bienestar de su esposa, ella se siente segura, y esto hace que afloren sus mejores cualidades. Y lo mismo es cierto en cuanto al esposo. Su resolución de ser leal a su esposa contribuye a que él mismo se atenga a los principios justos en todo aspecto de su vida.
Si el matrimonio atraviesa dificultades, la lealtad les ayudará a sentirse seguros. Por otro lado, aquellas parejas que carecen de lealtad casi siempre optan por la separación o el divorcio cuando afrontan problemas, lo cual, en lugar de resolverlos, suele crear otros. En la década de 1980, un famoso modisto abandonó a su esposa e hijas. ¿Encontró la felicidad? Veinte años más tarde, admitió que abandonar a su familia hizo que se sintiera “solo, trastornado y sin poder dormir, deseando darles las buenas noches a sus hijas”

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